Bhikkhu Thānissaro, también conocido como Ajaan Geoff y bautizado al nacer (1949) como Geoffrey DeGraff, es un monje budista Theravada americano de la Orden Dhammayut (Dhammayutika Nikaya), de la tradición tailandesa del bosque kammatthana. Actualmente es el abad del Metta Forest Monastery en el condado de San Diego. Es un traductor prolífico y notablemente habilidoso del Pāli Canon. También es autor de varios libros gratuitos sobre el Dhamma. Fue introducido en las enseñanzas de Buda en su época de instituto, durante un vuelo desde Filipinas. Tras graduarse en 1971 en Historia Intelectual Europea por el Oberlin College, viajó a Tailandia, donde practicó meditación bajo la instrucción de Ajaan Fuang Jotiko, quien a su vez fue estudiante de Ajaan Lee. Fue ordenado monje en 1976 en Wat Asokaram, el templo de Ajaan Lee donde el sobrino de este, Phra Rajvarakhun (Samrong Gunavuddho), hizo de preceptor en su ordenación. Después se trasladó a Wat Dhammasathit, donde continuó estudiando con Ajaan Fuang.
Antes de la muerte de Ajaan Fuang en 1986, este expresó su deseo de que Ajaan Geoff se convirtiera en abad de Wat Dhammasathit. Tiempo después de la muerte de su profesor, el puesto de abad le fue ofrecido, pero con “condiciones” y sin autoridad, ya que era un occidental en un monasterio fundado por y para monjes tailandeses. En lugar de aceptar ese cargo, viajó al condado de San Diego en 1991 bajo petición de Ajaan Suwat Suvaco, para ayudar a fundar el Metta Forest Monastery, del que se convertiría en abad en 1993. En 1995, Ajaan Geoff se convirtió en el primer bhikkhu de origen no tailandés nacido en América al que se le otorgaba el título, la autoridad y la responsabilidad de preceptor (Upajjhaya) en la Orden Dhammayut.
¿Puede, por favor, decirme lo que significa la palabra “dāna” en la tradición budista Theravada?
Thanissaro Bhikkhu: Literalmente significa regalo. Está asociada a la palabra «cāga», que significa generosidad. Las dos van de la mano.
¿Cuáles son los requerimientos para que alguien acepte dāna? Por ejemplo, ¿hace falta ser monje y tomar ciertos preceptos o vivir de una determinada manera?
Thanissaro Bhikkhu: No. Dado el hecho de que dāna significa regalo, cubre todo, desde un regalo corriente que puedes dar a un miembro de tu familia o un amigo, hasta lo que puedes ofrecer a un miembro de la Shanga. Las expectativas, sin embargo, difieren según el cómo y el porqué se da. Si eres un miembro de la Shanga que vive del dāna de la gente, hay una serie de requerimientos sobre cómo comportarte antes de recibir el regalo y cómo lo usas una vez lo has recibido. Eso se hace para preservar la buena fe de los donantes y ayudar a mantener viva la institución monástica.
Pedir directamente una “donación sugerida”, ¿se considera técnicamente dāna en el sentido que tiene la palabra en el budismo Theravada?
Thanissaro Bhikkhu: Técnicamente hablando, podría contar como dāna. Es como el regalo que le das a un mendigo. Pero es un abuso de la tradición en la que dāna, en sentido budista, es enseñada y practicada. Una de las reglas que siguen los monjes es la de no sugerir una donación de ninguna forma. Si la gente se ofrece de antemano, por ejemplo diciendo “si necesita algo, hágamelo saber”, o si formulan el ofrecimiento de manera que le ponen límites, entonces puedes pedir dentro de esos límites. Pero incluso en ese caso hay que tener en cuenta lo que la persona es capaz de dar, y lo que le gustaría dar.
En la tradición Theravada, la cultura del dāna está diseñada para mantener la confianza en ambas partes. En ese contexto, se consideraría un abuso si alguien pide una “cantidad sugerida”. Un regalo debe ser ofrecido libremente, de manera que también pueda ser recibido con libertad. Eso asegura que no hay condiciones.
¿Debe el estudiante sentirse, de alguna forma, obligado? ¿O sentir que tiene una deuda por las enseñanzas?
Thanissaro Bhikkhu: La única obligación es que trates las enseñanzas con respeto, como harías con cualquier regalo. En otras palabras, que las pongas en práctica con sinceridad.
¿Hay dāna que sea insano? ¿Como dar demasiado, o demasiado poco, o dar de forma inadecuada?
Thanissaro Bhikkhu: Sí, si te haces daño a ti mismo o a la otra persona con el regalo. Esto significa, por un lado, dar por encima de tus posibilidades, y por el otro, dar algo que el receptor no debería utilizar. Eso sería considerado inapropiado.
¿Cuáles son los requerimientos para que un profesor laico acepte dāna?
Thanissaro Bhikkhu: No hay reglas específicas en cuanto a cómo se tienen que comportar los profesores laicos en cuanto al dāna, pero cuando se vuelva una práctica institucionalizada van a apreciar la sabiduría de la cultura budista tradicional del dāna. Si continúas poniendo presión sobre la gente para que dé, o si utilizas incorrectamente su generosidad, va a haber una respuesta negativa. Por ejemplo, he conocido mucha gente que se ha ofendido por las charlas sobre dāna al final de los retiros, porque no importa con cuanto cuidado lo articules, la intención subyacente es obvia: “Dame. Dame más de lo que pretendías dar”. Ese tipo de intenciones resultan muy ofensivas cuando vienen de gente que te ha estado enseñando a ser compasivo y desprendido.
¿Cuál es su punto de vista sobre una persona laica cobrando por una clase de meditación?
Thanissaro Bhikkhu: Uno de los problemas es si resulta o no apropiado el cobrar por algo que originalmente fue dado gratis. Los profesores laicos, originariamente, obtuvieron su conocimiento sobre meditación de los monásticos, pero después ellos lo han cambiado y cobran por ello. Es como si Walt Disney coge un cuento de hadas de la cultura popular, de dominio público, y lo convierte en un producto Disney y reclama derechos de propiedad sobre él.
El segundo problema es que aquellos que pagan por un servicio, son los que deciden si lo que reciben vale el dinero que han pagado por ello. Comienzan a tener voz para decidir lo que merece o no merece ser enseñado, porque, después de todo, es su dinero. Y pagarán por lo que quieren, y no por aquello que no quieren.
En un caso como este, los profesores se vuelven muy sensibles al tipo de enseñanza que le agrada a la audiencia y la que no. Incluso cuando esta sensibilidad no es consciente, empieza a condicionar lo que se enseña y lo que no. Por ejemplo, si comienzas a enseñar sobre el karma y las vidas pasadas, y la gente en la audiencia muestra con sus gestos que no quieren escuchar estas cosas, empiezas a dejarlas a un lado. De esta forma este “Dharma en venta” (Dharma-for-sale) se convierte inevitablemente en Dharma distorsionado.
Una vez escuché sobre una clase de psicología conductual que enseñaba un profesor en el MIT. El profesor tenía la costumbre de andar de un lado a otro enfrente de la clase mientras explicaba, y los estudiantes (siendo estudiantes del MIT) decidieron realizar un experimento de psicología conductual con el profesor sin decírselo. Cuando este se encontraba en el rincón izquierdo del aula, le miraban intencionadamente y tomaban apuntes. Cuando estaba en el rincón derecho, miraban por la ventana, se hacían los aburridos, etc. No pasó mucho tiempo hasta que le tuvieron enseñado a no andar más y quedarse en el rincón izquierdo. Y él no se dio cuenta de lo que le habían hecho.
Lo mismo sucede con demasiada facilidad cuando enseñas el Dharma por dinero. El profesor no es ni siquiera consciente de que determinados temas se han quedado fuera de su discurso.
Cuando Buda dijo que no se debía comerciar con el Dharma (Dhamma en pali), ¿hay excepciones a esta regla o algún resquicio?
Thanissaro Bhikkhu: No dentro de la vida monástica. Las reglas son muy claras en cuanto a que los monjes y monjas no deben comerciar con el Dharma a cambio de favores. Hubo una ocasión en la que una persona laica ofreció a Buda un “honorario” como profesor. Buda lo consideró tan inapropiado que le dijo a la persona que lo tirara.
El principio de que se debe permitir a la gente dar voluntariamente es una muestra importante de uno de los aspectos distintivos de la enseñanza de Buda sobre el karma: que tienes el poder de decidir sobre lo que haces. Permitir total libertad a la gente en cómo ofrecen sus regalos hace que el poder de elección sea algo real en sus vidas.
Y en cuanto al trueque, ¿también se considera comerciar?
Thanissaro Bhikkhu: Sí.
En algunas de las otras tradiciones budistas, algunos profesores piden una cantidad fija por los retiros, talleres, meditaciones o charlas. Usan palabras como “coste”, “aportación”, “entrada”. Algunos utilizan “donación sugerida” pero dejan claro que sin pagarla no vas a recibir ninguna enseñanza. ¿Cuál es su opinión sobre esto?
Thanissaro Bhikkhu: Creo que es desafortunado que hagan eso. El Dharma se convierte en un producto, lo que lo somete a las fuerzas del mercado. Una de las más elementales lecciones del Dharma es la generosidad, y una de las mejores maneras de inspirar a otras personas a ser a su vez generosas con otras es siendo generosos con el Dharma, enseñar el Dharma gratis. Esto crea la atmósfera adecuada para que la gente reciba el Dharma como un regalo, en cuyo caso lo apreciarán más. Si lo reciben como un producto, será más fácil que lo desechen.
Hablando de mercados, usted mencionó anteriormente a Walt Disney y la venta del Dharma. De hecho he visto que ciertos profesores budistas registran como marca ciertos aspectos del Dharma. ¿Ha tenido noticia de ello?
Thanissaro Bhikkhu: Sí, he oído sobre el tema.
Cuando escucha eso, ¿qué es lo primero que le viene a la cabeza?
Thanissaro Bhikkhu: Es prostituir el Dharma. O puede que sea mejor decir que es convertir el Dharma en un “producto procesado del Dharma”, lo mismo que cuando tienen que etiquetar las cosas como processed food-product porque no son realmente comida.
¿Cuáles son los aspectos kármicos de prostituir el Dharma? ¿Qué dijo Buda sobre comerciar con el Dharma? ¿Habló alguna vez sobre el tema?
Thanissaro Bhikkhu: Básicamente dijo que, como profesor, debes observar tu motivación para enseñar, y la motivación nunca debe incluir la idea de que esperas una recompensa monetaria. Buda nunca explicó las consecuencias kármicas de ir en contra de este principio, pero es fácil apreciar que terminarás distorsionando el Dharma. Cuando distorsionas el Dharma para otros, tú mismo no vas a quedar expuesto a otra cosa sino al Dharma distorsionado. Y no hará falta que esperes hasta tu próxima vida para que eso suceda. Empezarás a justificar tus acciones a ti mismo ahora, y eso marchitará tu sensibilidad para apreciar lo que es Dharma genuino y lo que no. Incluso cuando escuches Dharma que es genuino, tu actitud distorsionará lo que escuches.
¿Cuál diría que es el menor de estos dos males: que no haya enseñanzas budistas de ningún tipo, o enseñarlas a alguien a cambio de alguna forma de tarifa?
Thanissaro Bhikkhu: (Risas) Esas nunca son las dos únicas opciones. Hay una tercera opción: ofrecer las enseñanzas gratis.
Pero muchos de estos profesores dicen que no tienen elección y que se sienten llamados a enseñar o “compartir”, a comunicar la verdad a otros. Dicen que, para enseñar/compartir/comunicar a tiempo completo necesitan ganar dinero para pagar sus facturas, su hipoteca, el crédito del coche, los gastos de sus viajes, el alojamiento, la comida, etc. Eso es lo que me dicen a mí.
Thanissaro Bhikkhu: El profesor haría mejor en encontrar otra ocupación y, entonces, con el tiempo libre que le quedara, ofrecer el Dharma gratis.
Entonces, ¿está diciendo que no hay razón ninguna para enseñar esto por dinero?, ¿la gente debería conseguir un trabajo para ganar dinero y enseñar aparte el Dharma gratis?
Thanissaro Bhikkhu: Exacto.
¿Y qué me dice de crear algún tipo de centro de meditación sin ánimo de lucro con profesores laicos profesionales que pidan una tarifa y donaciones para hacerlo funcionar? ¿Qué piensa sobre esto?
Thanissaro Bhikkhu: Me preocupa que, en organizaciones como esas, las necesidades de la organización lleguen a ser lo primordial: pagar a los empleados, pagar a los gestores, pagar la publicidad. Incluso las organizaciones sin ánimo de lucro tienen que cuadrar las cuentas, y sería demasiado fácil empezar a seleccionar el Dharma para que coincida con las necesidades de la organización y dejar aparte el resto. Esto no significa que las órdenes monásticas sean totalmente incapaces de distorsionar el Dharma, pero están diseñadas para minimizar las presiones que conducirían en esa dirección. Los gastos de estructura son bajos y la cultura monástica fomenta la frugalidad. Las grandes organizaciones con presupuestos enormes, sin embargo, son costosas de llevar por naturaleza. Sus necesidades tienden a modelar los ideales y puntos de vista de la gente que trabaja para ellas.
¿Y sobre dar a otro “guía”, “orientación”, “coaching” y cobrar por hora a cambio de consejos o sugerencias sobre espiritualidad, jhana o meditación vipassana?
Thanissaro Bhikkhu: Cuando los profesores dicen que esperan una “compensación justa” por su tiempo, y miden esa compensación en dinero, se convierte en un comentario triste que refleja como la mentalidad del mercado capitalista ha invadido todos y cada uno de los aspectos de nuestra cultura, incluyendo las mentes de los profesores del Dharma. Incluso los economistas se están empezando a dar cuenta de que hay límites morales en los mercados, que hay ciertas áreas donde no puedes permitir que el mercado irrumpa en las interacciones entre las personas, de lo contrario todo se corrompe. Uno esperaría que la gente que enseña el Dharma fueran de las primeras a la hora de darse cuenta de esto.
¿Existe algo como estar “inspirado por dāna”?
Thanissaro Bhikkhu: Hay tres maneras en las que el dāna puede ser inspirador.
La primera es cuando tú eres el receptor de algo que obviamente ha requerido algún sacrificio por parte del donante. Cuando era monje en Tailandia, había unos cuantos hogares muy pobres en el camino donde yo pasaba a por comida. Algunas de las chabolas eran apenas suficiente para que dos personas cupieran tumbadas. Incluso así, los habitantes de esas chabolas ponían comida en mi cuenco: un trozo de salchicha o pescado seco. Cada vez que eso ocurría, me sentía especialmente obligado a practicar duro ese día, porque había sido el beneficiario de la generosidad de una persona pobre. Eso siempre me inspiraba.
La segunda manera es cuando eres el receptor de un regalo gratuito del Dharma. Mi profesor y los otros profesores de su generación tuvieron que poner sus vidas en juego para encontrar el Dharma. El hecho de que él me lo diera de manera gratuita mostraba su genuina preocupación por mi bienestar. Sentir su compasión y que se preocupaba fue realmente inspirador. Era como si me considerara de su familia. No puedes tener esa misma sensación cuando se cobra un precio por el Dharma. Como Lewis Hyde dijo en su libro The Gift, cobrar por algo crea barreras entre los vendedores y los compradores potenciales. Los regalos que se dan gratis disuelven esas barreras.
La tercera manera de ser inspirado por el dāna es cuando ves a alguien siendo generoso con otra persona. Te recuerda lo que hace valiosa la interacción humana, y te hace querer ser partícipe también.
¿Hacia dónde cree que se dirige esto en el futuro? ¿A un modelo de negocio más occidental como las marcas registradas o crear centros de meditación laicos, o hacia una vuelta al modelo de dāna tradicional?
Thanissaro Bhikkhu: Creo que vamos a terminar con ambos. Cuando registras el Dharma, va a haber una campaña publicitaria para promocionar ese “producto del Dharma”, para convencer a la gente de que es una mejora respecto al Dharma antiguo, y habrá gente que irá a por ello. Pero entonces estarán aquellos que se rebelarán, que valorarán el tipo de Dharma que pueden aprender en una cultura donde los profesores encarnan los principios del Dharma en su forma de enseñar. Por lo que creo que vamos a terminar con ambos modelos, y la gente tendrá que decidir si se deja llevar por el despliegue publicitario o busca algo con sustancia.
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