Normalmente, cuando practicamos esperamos algo: si nos esforzamos duramente, nuestra práctica mejorará. Si nos fijamos una meta en la práctica, acabaremos alcanzándola. Tenemos la idea de que la práctica mejorará cada día y que será buena para nuestra salud y nuestro estado mental. Aunque esto sea cierto, significa que no la comprendemos del todo.
Practicamos también sabiendo que la meta no se alcanza al cabo de uno o dos años, sino que está aquí mismo. Aquí está la meta de la práctica. Cuando practicáis con esta comprensión, os estáis ocupando de muchas cosas y, al mismo tiempo, estáis concentrados, totalmente dedicados a la práctica que estáis haciendo en ese preciso momento.
Podéis decir: «Mi práctica no es lo bastante buena para sentir la meta o todo el significado que conlleva en ese preciso momento». Pero aunque digáis que vuestra práctica no es lo bastante buena, por ahora es la única que tenéis. Sea buena o mala, es vuestra práctica. La única forma de abordar una práctica perfecta es aceptarse a sí mismo. Decir que vuestra práctica es mala no la ayuda en nada, como tampoco decir que es excelente. Vuestra práctica es vuestra práctica. Solo la estáis catalogando de buena o mala, eso es todo.
Suzuki, Shunryu. No siempre será así.
[…] y habéis estado compartiendo de manera continua y posiblemente sin daros cuenta, son los frutos de vuestra práctica. Eso es algo que, inevitablemente, habéis estado dando a todas las personas de vuestro alrededor. […]
[…] son los cambios que debemos hacer en nuestras vidas para tener tiempo y energía disponibles para nuestra práctica formal y estudiar, para reducir o eliminar las preocupaciones que nos roban energía y motivación, […]
[…] Mente zen, Mente de principiante (aquí), como en No siempre será así (en los siguientes enlaces: aquí, aquí y aquí). Hoy os traigo el resto de los fragmentos que guardé cuando leí este […]
[…] de malo en ello. Pero si cambian nuestras motivaciones y objetivos, también deberíamos revisar si nuestra práctica sigue siendo adecuada a esos cambios o deberíamos […]
[…] con miedo y viendo frustrada su práctica, los monjes abandonaron el bosque y fueron a contarle lo sucedido a Buda, esperando que este les […]