Voy a empezar esta entrada contando una historia sobre un hombre de mediana edad muy aplicado, que invertía mucho tiempo y esfuerzo en estudiar las escrituras, los Sutras, los comentarios sobre estos, los sub-comentarios e incluso los sub-sub-comentarios. Siempre estaba buscando esa profunda enseñanza, ese conocimiento especial que le abriría las puertas de su mente y el verdadero esplendor del Dhamma*. Se volvió ávido de saber, codiciando esa enseñanza especial. Siempre estaba en busca de nuevas fuentes de conocimiento que le resultaran desconocidas.

Un día oyó hablar de un gran maestro que vivía en un árbol en medio de un denso bosque que se encontraba en una remota zona montañosa. Decidió abandonar su hogar y ponerse en marcha soportando el duro camino hasta el lugar donde vivía el maestro, con la esperanza de que éste le enseñara algún profundo saber sobre el que todavía nunca hubiera oído o leído.

Escaló montañas, cruzó ríos, atravesó densos bosques plagados de animales peligrosos hasta que llegó a un inmenso árbol.

La lección más importante que te queda por aprender en yoga

En lo alto, en una casa construida entre las ramas, estaba sentado el maestro. El hombre se postró tres veces y dijo: “Maestro, he realizado un largo viaje y sufrido grandes dificultades. Por favor, mostradme la más profunda esencia de las enseñanzas de Buda».

El maestro le miró y recitó este verso en pali:

Sabba papassa akaranam

kusalassa upasampada

sacitta pariyodapanam

etam buddhanusasanam

Que se traduciría como: “No hacer ningún mal, cultivar las buenas acciones, purificar la mente, esta es la enseñanza de todos los Budas.”

Al escuchar esto, todo el ánimo y las esperanzas del hombre se derrumbaron y dijo “Pero, maestro, hasta un niño de 5 años ha escuchado esos versos”. A lo que el maestro replicó: “Sí, pero incluso a un hombre de 50 le resulta difícil llevarlos a la práctica”.

La “profunda enseñanza”, la lección más importante que te queda por aprender en yoga es cualquier cosa que todavía no eres capaz de hacer. No tiene porqué ser siempre algo física o intelectualmente difícil, pero será profundo si aún no lo has comprendido, si no ha permeado en ti, si todavía no lo has alcanzado. De hecho, a menudo son las lecciones más simples y directas las más efectivas y las que producen los cambios más significativos en nuestras vidas. Por el contrario, acumular mucho conocimiento lleva a menudo a un incremento de la complejidad, pero un aumento de la complejidad no siempre equivale a una mejora.

Ser capaz de ponerte la pierna detrás de la cabeza, hacer el pino sin ayuda, conseguir cualquier otra postura de yoga avanzada o saberse de memoria y en sánscrito los Sutras de Patanjali son cosas que nos pueden resultar llamativas e impresionantes, pero os aseguro que no son lo más importante del yoga ni lo que más va a mejorar vuestras vidas.

Recuerdo especialmente una clase que impartí en la que una de las asistentes era bastante mayor que yo y llevaba muchos más años practicando yoga. Durante la clase, no seguía casi ninguna de mis indicaciones ni demostraba gran destreza en las posturas, pero tampoco le di demasiada importancia ya que el cuerpo y la circunstancia de cada uno son diferentes y se suponía que ella tenía experiencia en escuchar a su propio cuerpo.

El hecho que sí me llamo la atención es que fue la única persona que durante la clase no sonrió ni una sola vez, sino que mantuvo casi constantemente lo que yo denomino una “cara de vinagre”. Normalmente la práctica del yoga hace que nos sintamos mejor, y el objetivo original del yoga es encontrar una felicidad permanente. El que una persona llevara más de una década practicando yoga y no fuera capaz de esbozar una sonrisa ni ofrecer una cara amable durante dos horas me asombró.

Y tú, ¿cúanto llevas practicando yoga?, ¿cuántas veces sonríes al día?, ¿tienes cara de vinagre a menudo?, ¿te resulta fácil mantener la mente calmada? Las respuestas a las tres últimas preguntas te darán una idea de lo avanzada que es tu práctica de yoga.

*Dhamma o Dharma: Verdad, Ley de la Naturaleza, Orden Natural, Deber: el secreto de nuestra naturaleza que debe ser comprendido para desarrollar nuestra vida al más alto propósito y beneficio. También se utiliza la palabra Dhamma para denominar a las enseñanzas de Buda que explican esos términos.