Infórmate sobre la clase a la que vas a asistir. Dentro del yoga hay muchos estilos y prácticas. Pregúntate: “¿Qué es lo que busco al empezar a practicar yoga?”, y elige en consecuencia dónde ir para tu primera clase. Unas serán más demandantes físicamente, en otras se cantarán mantras, unas harán énfasis en los ejercicios de respiración, se pondrá música, la relajación será más o menos larga, habrá o no meditación… Además cada profesor tiene su personalidad y su método. Puedes escribirle con las preguntas que tengas o pasarte después de una de sus clases para conocerle. No todos somos iguales, y tenemos más afinidad con determinados tipos de personas que con otros. Porque no conectemos con un profesor no significa que éste sea malo, simplemente puede no ser el adecuado para nosotros en ese momento.
Evita las comidas copiosas poco antes de la clase de yoga. Con el estómago lleno, el yoga no sienta tan bien. La respiración se altera, el cuerpo está centrado en la digestión, si se realizan inversiones la comida va a querer volver por donde entró… Si no puedes evitar comer algo por la razón que sea, al menos que sea de fácil digestión y en poca cantidad. Sin embargo sí que puedes beber, para asegurarte de estar hidratado durante toda la clase.
Lleva ropa que te permita moverte cómodamente. A cada uno nos puede gustar ir con más o menos ropa y más o menos ajustada, pero sea cual sea la opción que elijamos, nos tiene que permitir comodidad durante la clase. No hace falta ir apretado ni medio desnudo, pero hay que tener cuidado de llevar algo demasiado amplio que se nos trabe o caiga en la cara en determinadas posturas, aparte de evitar la percepción de nuestro cuerpo por parte del profesor haciendo difícil las correcciones.
Llega con tiempo a clase. Llegar unos diez minutos antes a clase no sólo nos ahorra el molestar a los demás si llegáramos tarde, sino que nos da tiempo para desconectar de nuestra ajetreada vida y empezar a centrarnos en lo que vamos a hacer. Además ese tiempo extra nos permitirá…
Hablar con el profesor. Si no has contactado con él antes, hazle saber tu experiencia (o falta de ésta) en el yoga y las lesiones o problemas físicos que tengas, si prefieres que no te ajusten físicamente en clase (puede que no nos apetezca que nos toquen o que por una lesión tengamos miedo a ello) o cualquier otro detalle que consideres relevante. No seas tímido; que alguien te elija como profesor para empezar a practicar yoga es un honor, y cuanta mayor información tengamos, más fácil nos será proporcionarte una experiencia agradable en tu primera clase.
¡Fuera calcetines! Calcetines o no calcetines, éste es un gran dilema que tienen muchos cuando llegan a su primera clase de yoga. La principal razón para no usar calcetines es la comodidad, ya que el pie desnudo se adhiere mejor a la esterilla y determinados tejidos en los calcetines harán que nos estemos resbalando continuamente. Además es un signo de respeto y, aunque algunos crean lo contrario, también es higiénico para tus pies. Lleva tu propia esterilla si tienes reparos en usar una donde otras personas han estado descalzos.
Sé abierto de mente. Puede que te sientas incómodo durante los cánticos, que haya frases del profesor que te resulten chocantes, que los ruidos producidos por tus compañeros te resulten molestos… Recuerda que puedes elegir no hacer cualquier parte de la clase, que detrás de cada acto o palabra hay un sentido que puede no resultar obvio a primera vista, y que todos en clase lo intentan hacer lo mejor que pueden.
Respeta tu cuerpo. Si una postura o secuencia es demasiado intensa, descansa en la postura del niño o cualquier otra postura cómoda y relajada, haz una modificación menos demandante, o usa accesorios si hay disponibles. No te fuerces para hacer lo que crees que deberías poder hacer. Aprende a escuchar a tu cuerpo y a obrar en consecuencia; serás mucho más feliz.
No te compares con los demás. El yoga consiste en trabajar en uno mismo, no en competir con el resto de la clase. Si el de al lado hace una asana que a ti te resulta imposible, no te preocupes, seguramente lleva mucho tiempo practicándola.
El yoga se basa en practicar a menudo y mejorar con el tiempo. Nadie le va a dar una medalla al que mejor haga el pino en clase. Todos somos diferentes y tenemos circunstancias distintas. A lo mejor el que sufre lo indecible a nuestro lado para mantener una postura muy fácil acaba de salir del quirófano o de una enfermedad grave. Nuestra esterilla es nuestro mundo, no hay nadie más allá de ella ante el cual responder, a quien impresionar o por el cual ser juzgados.
Date las gracias a ti mismo al finalizar. No importa tanto que la clase te haya gustado más o menos o que consiguieras o no hacer esa postura tan chula. Lo importante es que has dedicado tiempo y esfuerzo en tu primera clase de yoga, en cuidarte, ser más feliz y estar más sano. Eso es algo que mucha gente no hace, o no tan a menudo como deberían. Así que date las gracias por ello y sigue haciendo actividades con esa misma intención en el futuro.
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