Preparando la mente para meditar
Antes de que nos pongamos realmente a meditar, necesitamos prepararnos. En cualquier ocasión en que queramos hacer algo, necesitamos prepararnos para ello. Si te preparas de verdad para lo que vas a hacer, es sorprendente lo natural y fácil que se vuelve cuando lo haces. Igual que cuando el agricultor o jardinero que quieren cultivar, lo primero que hacen es preparar la tierra. Sin ese paso, simplemente arrojando las semillas, algunas puede que broten, pero es muy probable que se marchiten pronto y no lleguen a dar frutos. Puede que no crezcan adecuadamente porque la tierra carece de nutrientes, no retiene el agua de forma adecuada, o porque su consistencia no permita el desarrollo de las raíces.
Del mismo modo, la persona que quiere cultivar sus cualidades internas tiene que preparar la tierra. Ambas actividades tienen muchas similitudes. Puede que conozcas el significado de la palabra pali “bhavana”. Uno de sus significados es cultivar. Bhavana significa literalmente “hacer crecer algo”. La raíz de la palabra es “bhu”, que significa crecer. Cultivar algo implica que tienes la semilla (o la parte necesaria de la planta), por lo tanto tienes algo que cultivar. Si no tienes semillas, no puedes cultivar nada. Pero tener la semilla no es suficiente, tienes que preparar la tierra. Cuando preparas la tierra, lo primero que haces es quitar las malas hierbas, limpiar el terreno. Esto es algo que también debemos hacer en nuestras vidas. Es natural que aparezcan malas hierbas. Observa tu vida con detenimiento, tu estilo de vida, y descubre qué tipos de malas hierbas hay. Algunas puede que lleven mucho tiempo ahí y hayan desarrollado raíces fuertes, como por ejemplo un mal hábito, y que lleve tiempo arrancarlas. Quitar las malas hierbas, las piedras, o cualquier otro impedimento, es algo muy importante.
Si realmente te gusta hacer algo, no escatimes tu esfuerzo. Mucha gente pregunta cuánto tiempo tienes que permanecer sentado para desarrollar samadhi (concentración), cuánto necesitan meditar para alcanzar Nibbana. ¿Quién puede saberlo? Si realmente disfrutas haciéndolo, eres feliz simplemente por el mero hecho de hacerlo; esta felicidad te brinda mucha motivación. ¡Por favor, no regatees! La gente quiere dar lo mínimo posible y recibir lo máximo. Creo que esta actitud no es la adecuada, especialmente en lo que concierne a la meditación. También en otras áreas de tu vida, como en las relaciones; si quieres dar poco y recibir mucho, al final no obtendrás nada. La verdad es que recibes tanto como das. Si das poco recibirás poco, si te das completamente recibirás mucho. Cuando medites, mira profundamente dentro de tu mente. ¿Por qué estás meditando? ¿Realmente quieres hacerlo? Cuando hagas una cosa, sin importar lo que sea, tendrás que hacer algunos sacrificios, dejar de lado otras. Al igual que para sentarte a meditar o ir a un retiro, tienes que renunciar a algo.
Nuestra naturaleza humana es básicamente espiritual; dentro de nosotros tenemos bellas cualidades como la compasión, el amor incondicional, la atención plena, la paz mental. Ya tenemos las semillas y queremos cultivarlas.