Para mantener la práctica en nuestra vida diaria, lo primero que debemos tener en cuenta es nuestro nivel de dedicación y compromiso, la prioridad que le damos a la práctica en comparación con el resto de cosas que ocupan nuestro tiempo y atención. Para llevar nuestra práctica al 100 % a la vida cotidiana y con la máxima efectividad, la práctica tiene que ser la cosa más importante en nuestra vida. Como dijo Richard Hamming en una famosa conferencia, «La mayoría de los grandes científicos están completamente comprometidos con su problema. Aquellos que no se comprometen, raramente producen trabajo sobresaliente, de primera clase». Él hablaba de ciencia, por supuesto, pero es igualmente cierto para cualquier otra cosa, incluida la práctica del Dharma.
Pero no llegas a ese punto de repente, tienes que empezar donde estés y cultivar ese grado de dedicación. Richard Hamming habló de eso también. Da igual donde estés cuando empiezas este proceso, lo más probable es que tu conocimiento y entendimiento del Dharma, tu práctica del Dharma y la meta del despertar no estén todavía combinados para formar un único objetivo cohesionado. No pasa nada, se fusionarán con el paso del tiempo. Y como prioridad, serán solo una (o tres) entre muchas prioridades que compiten entre sí. Al principio ni siquiera serás consciente de todos los otros apegos y prioridades con las que lucharán. Pero esa es una de las cosas que se volverán evidentes mientras cultivas el mindfulness en la vida diaria.
Sé plenamente consciente de tu motivación. Revísala con frecuencia. Penétrala profundamente. Si te descubres a ti mismo pensando «quiero experimentar el despertar», pregúntate por qué. ¿Despertar de qué? ¿Despertar a qué? ¿Qué sé realmente sobre cómo hacerlo? Investiga lo que Buda y otros han dicho al respecto, y después mira dentro de ti. ¿Qué es lo que realmente quieres y por qué lo quieres? Y especialmente, ¿por qué lo quieres antes que cualquier otra cosa que el mundo te pueda ofrecer? Cuando haya presiones para que hagas otras cosas con tu tiempo, algo que siempre sucederá, nunca pierdas la oportunidad de revisar y preguntarte, «¿cómo de importante es en realidad esto para mí?, ¿qué estoy dispuesto a cambiar o sacrificar?». Uno de los grandes peligros a los que nos enfrentamos en nuestra vida es la toma inconsciente de decisiones, el funcionamiento de nuestro karma habitual. Cada vez que surge este tipo de situación, es una oportunidad para la aplicación de la consciencia plena y la generación de un nuevo tipo de karma.
Busca inspiración de otros. Asiste a eventos inspiradores y escucha charlas inspiradoras. Lee libros inspiradores. Relaciónate con personas que estén entusiasmadas con el Dharma. Cuando otros comiencen a describirte como un obseso, entonces sabrás que estás en el camino al 100 %. Incluso el 50 % es admirable, pero no te conformes. ¿Quieres admiración o iluminación? ¡Pues a por ello!
Lo segundo a tener en cuenta para mantener la práctica en nuestra vida diaria son los cambios que debemos hacer en nuestras vidas para tener tiempo y energía disponibles para nuestra práctica formal y estudiar, para reducir o eliminar las preocupaciones que nos roban energía y motivación, y para eliminar las fuentes de agitación mental que obstruirán nuestra práctica. Richard Hamming también tenía mucho que decir sobre esto: «Los grandes científicos, cuando surge una oportunidad, se lanzan a por ella y la persiguen abandonando todo lo demás». Esto es absolutamente necesario. ¿Lees el periódico? ¿Ves la televisión? ¿Lees ficción? ¿Juegas al golf? ¿Vas al cine, a eventos deportivos, conciertos u otros entretenimientos? ¿Haces de voluntario para proyectos sociales, políticos, medioambientales, caritativos o humanitarios? ¿Socializas con gente que no está involucrada en el Dharma? No estoy sugiriendo que no debas hacer esas cosas, pero si despertar es tu máxima prioridad, verás todas esas actividades desde otra perspectiva, te darás cuenta del tiempo que consumen, del efecto que tienen en tu mente, y probablemente hagas algunos cambios importantes. Cualquier cosa que quede debe convertirse en parte de tu práctica si quieres practicar al 100 %.
Convertirse en un practicante del Dharma a tiempo completo tiene un efecto radical en la vida social de una persona. Esta descubre que tiene cada vez menos en común con su familia y amigos, y que muchos de los intereses y actividades que compartía con ellos dejan de ser importantes. Las relaciones que mantiene y el tiempo que invierte en esas relaciones se convierten más en un asunto de amor bondadoso, de compasión, y de la práctica de la consciencia plena aplicada al entendimiento del deseo, la aversión, la ilusión* y el dukha. En otras palabras, las relaciones que continúen se convertirán en parte de tu práctica. Seguramente te encontrarás con que muchas de tus antiguas amistades se disuelven y son reemplazadas por otras nuevas más conectadas al Dharma. Esto puede resultar difícil para algunas personas, y puede existir un periodo de aislamiento y soledad antes de unirnos a una shanga que nos dé apoyo junto a otros compañeros practicantes.
Es muy probable que termines simplificando tu vida enormemente. Buda sugirió a la gente que dejara todo atrás —familia, trabajos, posesiones— a cambio de una túnica y un cuenco, la camaradería de otros monjes, y un lugar bajo un árbol para dormir y meditar. Las inclemencias del tiempo, los insectos y animales salvajes iban de regalo. Esto no es muy práctico hoy en día. Por supuesto que podrías dormir debajo de un puente y alimentarte en comedores sociales, pero probablemente descubrirías que no te lleva al tipo de práctica que quieres tener. Pero aun así podemos aprender mucho de los renunciantes. Los monjes de Buda tomaban solo una comida al día, que se obtenía pasando, cuenco en mano, por las casas de la gente. ¿Cuánto tiempo inviertes cada día en comer y preparar la comida? ¿Realmente necesitas comer tres veces al día? Durante muchos, muchos años, comí solamente una vez al día. Descubrí que llevaba mucho tiempo el comer tres veces. Buda tampoco permitía a los bikkhus acumular comida y guardarla para otro día. Parece que sería más eficiente para un monje pasar por más casas y conseguir más comida para no tener que ir otra vez al día siguiente. Pero entonces existirían los problemas de almacenar y proteger la comida, de cómo repartir los remanentes, y todo el tiempo, la energía y agitación que eso supondría. Creo que era una sabia norma.
![mantener la práctica en nuestra vida diaria](https://monoyoga.es/wp-content/uploads/2020/04/Pindabat-1024x656.jpg)
¿Cuánto posees (¿o te posee a ti?) y cuánto necesitas en realidad? Decidir qué hacer con tu trabajo o carrera puede ser duro, pero no puedes evitar dejar de preguntarte «¿cuánto dinero necesito realmente?, ¿cuánto me cuesta este trabajo en términos de tiempo y energía, estrés y agitación?, ¿cómo contribuye mi trabajo a mi práctica y mi eventual despertar?». ¿Dónde y cómo vives? ¿Es realmente necesario que sea así? Por razones éticas y morales, no puedo condonar el abandono de parejas, hijos o padres ancianos. En su lugar, cuidar de ellos y el tiempo que pases con ellos deben convertirse en parte de tu práctica. Pero observa el efecto que tu sentido de la responsabilidad hacia ellos tiene sobre ti y tus apegos a las cosas mundanas. Aunque no debas abandonarlos, probablemente debas renegociar las expectativas que tienen de ti.
No estoy sugiriendo que lo abandones todo. Estas son decisiones que deberás tomar por ti mismo, y necesitas tanto cuidar de ti ahora mismo como proveer para tu futuro. Pero sea lo que sea que decidas no dejar a un lado, debe convertirse en parte de tu práctica si aspiras al 100 %. No hay otra manera. Lo cierto es que el abordar estas preguntas es una práctica de mindfulness en sí misma, una que debe ser constante.
Por último, existen diferentes técnicas que podemos utilizar para convertir las actividades de la vida diaria en una práctica significativa, y, muy importante, hay cosas que podemos hacer para recordarnos el aplicar dichas técnicas. Me centraré en cómo recordar practicar mindfulness a todas horas. Aprender a tener consciencia plena de manera continua tiene un paralelismo exacto con ser plenamente consciente de nuestro objeto de meditación cuando meditamos. Al principio te olvidas totalmente del objeto de meditación con frecuencia y tu mente vaga durante largos periodos de tiempo. Del mismo modo, al principio habrá largos periodos, de hecho, la mayor parte del día, donde habremos olvidado ser deliberadamente conscientes. Tras un tiempo, solo te olvidas del objeto de meditación brevemente antes de darte cuenta de que la mente se ha visto atrapada por otra cosa. Igualmente, tras un tiempo hay lapsos en nuestro mindfulness durante el día, especialmente cuando surgen aflicciones mentales fuertes, pero rápidamente reconocemos el lapso. Es entonces cuando podemos reflexionar en lo que acaba de suceder mientras está reciente, y continuar nuestra práctica de mindfulness a partir de ahí. Finalmente, al igual que tu atención plenamente consciente se vuelve eventualmente ininterrumpida durante tu meditación sentada, así también eventualmente en la vida diaria tu mindfulness tornará continuo.
He descubierto que una reflexión y un repaso diarios son muy útiles a la hora de cultivar la continuidad en nuestra consciencia plena. Otro profesor que conozco hace que sus alumnos lleven consigo una libreta en la que escriben seis veces al día para ayudarles a mantenerse plenamente conscientes. Ya lo hagas una o seis veces al día, la idea es recordar cómo de consciente has sido desde la última vez, y felicitarte por tus éxitos (regocijarte en ellos incluso). Entonces reflexionas sobre las ocasiones en las cuales tu mindfulness se ha visto interrumpido, y haces una resolución o te imaginas siendo más capaz de mantener esa consciencia plena en el futuro. Sugiero que una persona comience utilizando los preceptos y las perfecciones de generosidad, virtud y paciencia como herramientas. Elige una cosa para empezar: irritabilidad e ira, deseo, mentira, etc., lo que sea particularmente significativo e importante para ti. Usa el repaso diario de las ocasiones en las que esos estados mentales surgieron, en los que eras o no eras plenamente consciente, para que eso te lleve a un punto en el que siempre seas consciente del momento en que esos estados están surgiendo. Cuando tengas éxito con eso, construye sobre ello añadiendo más ítems a tu lista de cosas específicas de las que quieres ser consciente. No te limites a superar aspectos negativos, cultiva los positivos también. El resultado será un poderoso hábito de mantener consciencia plena a lo largo del día.
No pretendía meterme en técnicas específicas para la práctica del mindfulness, pero te sugeriré una. En el Dvedhavitakka Sutta («Dos clases de pensamiento», Majjhima Nikaya 19) Buda describe como, siendo un bodhisattva, practicó la atención plenamente consciente de los pensamientos y estados mentales beneficiosos y perniciosos cuando fuese que estos surgían. Examinando minuciosamente cómo los pensamientos y estados mentales perniciosos hacen sentir a uno física y mentalmente, las palabras y acciones a las que dan lugar, y el efecto que tienen sobre uno mismo y los demás, uno reconoce que llevan a «mi propia aflicción o a la aflicción de otros o a la aflicción de ambos. Obstruyen el discernimiento, promueven la contrariedad y no llevan a la liberación». Por favor, date cuenta de que se trata solamente de observar, no de juzgar, sentirse culpable o analizar. Todo lo que se necesita para ver aquello que debe ser visto es una consciencia plena, abierta y no discriminatoria dirigida a aquello que está sucediendo ahora según sucede. Las conclusiones descritas por Buda se tornan obvias, no necesitas indagar para encontrarlas, y el pensamiento analítico solo creará confusión. Buda continúa diciendo: «Cuando me di cuenta de que llevaba a mi propia aflicción, aminoró. Cuando me di cuenta de que llevaba a la aflicción de otros… a la aflicción de ambos… que obstruye el discernimiento, que promueve la contrariedad y que no lleva a la liberación, aminoró».Este es el efecto deseado, e ilustra el poderoso efecto que la consciencia plena tiene en el surgimiento y el cese de los pensamientos y estados mentales habituales.
El sutta continúa contándonos que Buda, quien entonces era solo un bodhisattva, hizo lo mismo con los pensamientos y estados mentales beneficiosos, observando que: «eso no me lleva ni a mi aflicción ni a la aflicción de otros ni a la aflicción de ambos. Fomenta el discernimiento, promueve la falta de contrariedad y lleva a la liberación. Si yo fuese a pensar y reflexionar en esa línea durante una noche… durante un día… durante un día y una noche, no imagino ningún peligro que pudiera venir de ello, excepto que pensar y reflexionar durante mucho tiempo cansaría el cuerpo. Cuando un cuerpo está cansado, la mente está inquieta; y una mente inquieta está lejos de la concentración. Así pues, calmé mi mente internamente, la tranquilicé, la unifiqué y la concentré. ¿Para qué? Para que mi mente no estuviera inquieta.
Lo que un monje sigue buscando con su pensamiento y su reflexión, eso se convierte en la inclinación de su consciencia. Si un monje sigue buscando el pensamiento impregnado de renunciación, abandonando el pensamiento impregnado de sensualidad, su mente está doblegada por ese pensamiento impregnado de renunciación».
«Una energía inagotable surgió en mí, y se estableció una atención nítida. Mi cuerpo estaba calmado e indiferente, mi mente concentrada y unificada».
Espero que estas reflexiones te sean de ayuda, y que tu práctica te lleve a la meta final.
* las tres causas raíz del dukha; el sufrimiento o insatisfacción inherente a la existencia.
Traducción propia de <https://dharmatreasure.org/practice-in-ones-daily-life/>
Gracias por usar la traducción en una causa tan noble… un saludo
¡Hola, Iván!
Dando por hecho que eres el traductor, es un gran elogio tu comentario. Infinitas gracias por tu labor.
Un abrazo.