«El yoga ha perdurado durante miles de años simplemente porque funciona. De todos los enfoques del yoga, el Hatha Yoga es el que mejor se conoce en Occidente; se debe a que es relativamente accesible. Actúa a través del cuerpo, mediante movimientos que inducen posturas y relaciones musculares y fisiológicas insólitas, muy diferentes a las habituales. Estas alteraciones en la forma de utilizar el cuerpo provocan cambios mentales. Más que tratar de actuar de forma directa sobre la mente, que es mucho más difícil, el Hatha Yoga nos permite trabajar a partir del campo tangible y familiar del cuerpo físico.

Es la única orientación del yoga que ofrece una amplia variedad de beneficios físicos. Aunque no constituyen el propósito del Hatha Yoga, son inevitables. Al usar el cuerpo para transformar la mente, se renueva el organismo: reajustándolo, revitalizándolo, armonizándolo, se le lleva a sus máximas posibilidades funcionales, anatómicas y fisiológicas, inalcanzables mediante ninguna otra combinación de entrenamientos, por intensa o diligente que sea. Son estos beneficios físicos los que lo hacen tan popular. Pero, como estas utilidades físicas accesorias están íntimamente relacionadas con los beneficios psicológicos que realmente se persiguen, el Hatha Yoga posee una singular capacidad de generar mucho más de lo que se pretende al iniciar su práctica. Sólo pretendemos adelgazar, pero también la mente se calma y se aclara; esperamos conseguir fuerza y energía, pero se incrementan, asimismo, nuestra capacidad de decisión y nuestra concentración; sólo deseamos que no nos duela la espalda, pero de paso nos liberamos de la ansiedad compulsiva; buscamos tan sólo aliviar el asma, y acabamos descubriendo reservas ilimitadas de energía física y mental; intentamos reducir la tensión en los hombros y librarnos de la tortícolis, y encontramos una nueva fuente de gozo y entusiasmo.

Así es: el Hatha Yoga desencadena un extraordinario repertorio de beneficios físicos y mentales, que no son, sin embargo, su fin primordial.»

Yoga Dinámico, Godfrey Devereux.