La historia empieza en Dukkha

Por | 14 noviembre, 2024 |Categorías: Budismo, Meditación|Etiquetas: , , , |

 

Dukkha: palabra pali comúnmente traducida como sufrimiento. También insatisfacción, descontento, aflicción, angustia, estrés.

Tengo la impresión de que la mayoría de los que comenzamos una práctica meditativa o espiritual, lo hacemos por una razón principal: porque sufrimos y queremos dejar de hacerlo.

Muchos solemos llegar ahí en alguna crisis profunda, pero en realidad todos sufrimos constantemente, y buscamos aliviar nuestro sufrimiento adquiriendo cosas materiales, estableciendo nuevas relaciones, consumiendo entretenimiento o sustancias de diversa índole… Y al cabo de un tiempo más o menos largo, nos damos cuenta de que ninguna de esas cosas nos va a conducir al final de nuestras aflicciones. Es entonces cuando comenzamos a plantearnos mirar hacia dentro de nosotros mismos en lugar de buscar fuera, y llegamos a alguna práctica más o menos meditativa o espiritual que nos ayuda a hacerlo. A lo largo de nuestra vida es normal que descuidemos o abandonemos totalmente dicha práctica si el sufrimiento disminuye o, aparente y temporalmente, desaparece. Por supuesto yo también lo he hecho.

Mi primer contacto en el yoga fue hace algo más de 20 años, cuando empecé a sufrir severos dolores de espalda por pasar demasiado tiempo sentado de mala manera delante del ordenador. Con la creencia de que la natación y el yoga eran lo mejor para los problemas de espalda, y al no sentirme precisamente como pez en el agua, decidí buscar las clases de yoga más económica y cercanas, y al poco de comenzar a practicar, mis dolores remitieron.

Como la mayor parte de las clases consistían en los mismos ejercicios y el lugar estaba un poco retirado, resolví aprenderme la secuencia básica y, terminado el primer mes, ya no regresé. Cuando los que sí regresaban eran los dolores de espalda, rápidamente retomaba los ejercicios en casa y en seguida desaparecían. Solo practicaba cuando el sufrimiento me invitaba a ello.

Una década más tarde, el sufrimiento que me atormentaba y sobrepasaba era mental y emocional. Desesperado, y tras buscar otras soluciones sin éxito, fui a parar a otras clases de yoga. Para mí las clases consistían claramente en trabajar únicamente con el cuerpo, pero en el camino a casa, durante los siguientes 30 o 60 minutos posteriores a la clase, disfrutaba de una sensación de espacio mental que era una bendición en aquel momento.

Creo recordar que también aquí duré un mes, quizá dos. En uno de esos paseos de vuelta a casa, ese espacio mental me permitió ver con claridad, darme cuenta de qué era lo que no estaba alineado en mi vida, y qué necesitaba hacer para volver a encontrar la salud. Fue ahí cuando decidí irme a vivir fuera.

Mi tercer y definitivo encuentro con el yoga sucedió en 2011 ya viviendo en Tailandia; tuve un accidente con la moto y me rompí la clavícula. El yoga me pareció buena forma de rehabilitación, y en esta ocasión resultó no sólo una actividad para recuperar la salud física; sino que también hallé a los que considero verdaderamente mis primeros profesores de yoga, y en su acogedor espacio hice nuevos amigos e incluso encontré pareja. La práctica de asanas se tornó parte de mi vida, tanto en mi propia casa como asistiendo a numerosas y diversas clases y talleres. De manera natural, al cabo de no mucho tiempo, llegué a mi primer retiro de meditación. Y desde entonces, de una u otra forma, tanto la práctica física como meditativa me han seguido acompañando de forma más o menos constante.

Así que sufrimos, y en la búsqueda para aliviar nuestro dukkha vamos explorando soluciones y evolucionando en nuestras estrategias para intentar dejar de sufrir. Algunos de nosotros, en ese proceso, descubrimos y nos adentramos en la práctica budista. Porque es justo lo que nos ofrece. Según las palabras que nos llegan supuestamente del propio Buda histórico: «lo que yo enseño es dukkha (el sufrimiento, la insatisfacción) y el cese de dukkha»¹. Y a eso que él enseñó, es a lo que dedicaré las próximas entradas.

¹: Majjhima Nikaya 22