La postura de la montaña

Por | 4 octubre, 2022 |Categorías: Yoga|Etiquetas: , , , , |

Es habitual que las posturas de yoga tomen nombres de elementos de la naturaleza: él árbol, la cobra, el cuervo, el camello, el loto, la montaña… Normalmente hay alguna o varias características de la postura que evocan ese nombre, ya sea la forma aparente u otras cualidades.

Te invito a pensar en una montaña; ¿qué cualidades te sugiere? Piénsalas de verdad un momento antes de seguir leyendo, intenta al menos tres.

A mí me sugiere estabilidad, firmeza, pesadez, presencia, serenidad, silencio

Construyendo la montaña

¿Puedes hacer una lista de las instrucciones para realizar la postura de la montaña? Las que tú utilices o las instrucciones que más a menudo hayas escuchado en clase de yoga. ¿Pies juntos? ¿Enraíza tus pies? ¿Contrae los cuádriceps y levanta las rótulas? ¿Ombligo dentro? ¿Pecho fuera y arriba? ¿Hombros abajo y atrás? ¿Tirar del sacro hacia abajo? ¿Brazos y manos separados ligeramente del cuerpo y extendidos? Esas las he escuchado a menudo. Pero no importa; quédate con las tuyas. Haz la postura y observa cúanta tensión hay en tu cuerpo, si tu respiración es fácil y cómoda, y cómo de estable crees que es tu postura.

Desafiando a la montaña

Te invito a poner a prueba a tu montaña, para lo que necesitas la ayuda de otra persona. Pídele a esa persona que te empuje e intente desestabilizar, mientras tú intentas no desequilibrarte y mantienes todas las acciones que has realizado para entrar en la postura. Prueba de diferentes maneras y desde distintas partes del cuerpo. ¿Cómo de estable es tu montaña?

Después, desde tu postura de la montaña inicial, vuelve a realizar el mismo ejercicio, pero ahora permite que tu cuerpo haga o deshaga lo que necesite para mantenerse en equilibrio según te van empujando. ¿Tenías articulaciones bloqueadas que al dejar de estarlo te han permitido resistir mejor los empujes y mantenerte en pie? Si habías contraído activamente ciertos músculos, ¿relajar algunos de ellos te ha ayudado a conservar el equilibrio?

Si tenías mucha tensión en el cuerpo y este se asemejaba a un bloque, supongo que no habrá sido muy difícil hacerte perder el equilibrio. Con empujar en un punto, habrá sido suficiente para mover el todo sin gran esfuerzo.

En la segunda parte del ejercicio, ¿el soltar tensiones te ha permitido resistir en pie con más facilidad y menor gasto energético?

En clase de yoga es común escuchar un lenguaje poético y evocador que, en ocasiones, no refleja la realidad. He visto a mucha gente que confunde rigidez con estabilidad, y que cree estar enraizándose cuando está haciendo precisamente lo contrario.

En yoga solemos vivir en el mundo de nuestra esterilla, y es raro que alguien entre en ese mundo a desafiarnos, pero si lo hicieran (por ejemplo, como he propuesto en el ejercicio anterior ) muchas personas se llevarían un golpe de realidad y verían como se desmontan historias muy ciertas en sus cabezas, pero sin sustento en la vida real.

Curiosamente, veo una relación entre la rigidez al construir las posturas de yoga y la rigidez mental. Son personas que se creen muy estables cuando en realidad es precisamente su rigidez lo que les hace no serlo. También son rígidos mentalmente, queriendo imponer sus ideas y no aceptando ni estando abiertos a las de los demás, lo que hace fácil sacarles de sus casillas. Cuando alguien tiene que contraer activa y constantemente muchos músculos de su cuerpo para sostenerse, significa que no confía en que le puedan sostener sus raíces o cimientos. Son personas que no viven en relación con la gravedad, sino en constante lucha con ella. Y, a menudo, tienen un exceso de ego, y dificultad para aceptar la realidad y adaptarse a ella.

La montaña tranquila

En uno de mis libros favoritos sobre la práctica, Yoga: The Spirit and Practice of Moving into Stillness, de Erich Schiffmann, el autor menciona dos versiones de tadasana, la postura de la montaña. A una de esas versiones la denomina quiet mountain, que podríamos traducir como montaña tranquila. Ese nombre me parecia redundante la primera vez que leí el libro; una montaña debería ser tranquila, o al menos transmitir tranquilidad. Pero, a lo largo del tiempo, he descubierto que en el yoga físico no solo no es así, sino que muchas veces sucede todo lo contrario.

Con esto no quiero decir que ciertas formas de la postura de la montaña estén mal hechas; si han permanecido a lo largo del tiempo, es muy probable que tengan sus beneficios. Lo que sí creo es que a veces, particularmente en yoga, es frecuente que nos quieran «vender» más de lo que nos dan, y a menudo damos por sentado lo que nos cuentan sin parar a analizar y comprobar si es realmente cierto. En ocasiones, hasta llegamos a integrarlo sin ser conscientes de que no solo es mentira, sino además totalmente disfuncional.

Cuando vayas a clase y trabajes con tu cuerpo, recuerda siempre que tú eres tu propio libro de texto, laboratorio y profesor. Y, cómo decía el Buda, no aceptes una idea por la competencia del maestro o la lógica, sino cuando la comprendas en ti mismo.