Estando en Rishikesh durante mi curso de profesor de yoga, empecé a pensar en el futuro que me esperaba en este mundo al llegar a España. A pesar de que tengo una combinación de nombre y apellido única, no me parecía la mejor tarjeta de presentación para darme a conocer. Así que empecé a pensar en toda la historia que me había llevado hasta donde estaba.

En los retiros de meditación, se refieren muchas veces a nuestra mente como “monkey mind” (la mente -mono), que va de rama en rama, de pensamiento en pensamiento, inquieta y sin detenerse. Tras un retiro de este tipo, fue cuando realmente decidí que quería ser profesor de yoga.

Cerca del ashram donde me alojaba, había una gran figura de Hanuman, el Dios-mono. De entre las deidades hinduistas, las capacidades de Hanuman hacían que me resultara especialmente afín. También tiene una postura de yoga con su nombre: Hanumanasana.

Los monos no tienen sólo esa cualidad de ser inquietos, sino que también tienen una gran destreza y agilidad usando todo su cuerpo, características que buscamos alcanzar cuando practicamos las posturas de yoga. Y, según la teoría de la evolución, los hombres venimos del mono (quizá aún nos parecemos demasiado en algunas cosas). El yoga nos sirve como herramienta para seguir evolucionando.

Además, la partícula “mono”, que proviene del griego, significa “único” o “uno solo”. Con el yoga buscamos unirnos con el todo, ser uno con el resto del universo.

En la actualidad hay muchas corrientes de yoga, o yogas inventados para usarlos comercialmente o diferenciarse de los demás. Para mí, sólo hay un yoga. Con diferentes caminos, pero el objetivo es el mismo. Si no, no pueden ser todos denominados “yoga”.

De todas estas ideas, nació MonoYoga.

Gracias a Eduars y a Nuria por su creatividad, trabajo y paciencia en la elaboración de la imagen de marca. Podéis ver más diseños y trabajos realizados por Eduars en www.eduars.es y por Nuria en http://cargocollective.com/nuriacampillo

 

Sobre MonoYoga