¿Conoces a alguien que viva exclusivamente de dar clases de yoga por la voluntad? O por donación, generosidad, precio libre… como lo quieras llamar, pero sin sugerir cantidad ni cifra alguna, ni usando eufemismos para poner precio a las cosas. Alguien sin ahorros que le permitan llegar a pagar el alquiler, que no tenga que pedir prestado, ni ingresos de otras actividades, ni esté financiada por ninguna comunidad. Si conoces a alguien que haya vivido al menos un año así, enseñando yoga y/o meditación, te pido por favor que me pongas en contacto con ella. Me encantaría conocer a esa persona. Y si no conoces a ninguna (aparte de mí), te invito a que te preguntes el porqué. Y a que le des más de una vuelta, porque a veces nos quedamos con una respuesta superficial que no es ni mucho menos la verdad absoluta.
Yo mismo me he hecho esa pregunta varias veces. La mayor parte de los ejemplos que se me vienen a la cabeza son monjes, o gente relacionada con alguna institución o comunidad y que se sustentan a través de ella. O gente que parece que sí, pero luego no. Que la cosa tiene truco y realmente su sustento viene de otro lado. Y no es que haya algo de malo en ello, ni mucho menos. Es simplemente que me gustaría conocer gente afín, con una realidad común a la mía, con la que poder compartir ciertas cosas, y preguntarle otras, y ver que ciertas realidades son verdaderamente posibles, sostenibles a largo plazo, y compatibles con todas las facetas de la vida.
El año pasado escribí una entrada con mis reflexiones al terminar el verano, y antes de que termine este mes de octubre espero escribir otra con mis reflexiones de este año. Reflexiones que todavía están tomando forma, varias de ellas relacionadas con la pregunta del principio. Espero que me puedas ayudar en mi búsqueda y, si quieres, que compartamos nuestras reflexiones.
Tenía esta entrada escrita desde hacía varios meses pero no me había decidido a publicarla. En este momento ya no le doy tantas vueltas a este tema, y creo que queda poco para que mis ingresos no vengan exclusivamente del sistema de la voluntad. Volviendo a leer ahora el texto, encuentro en él respuestas que entonces buscaba. Por si a alguien le puede aportar algo, aquí lo dejo.
Creo que el hecho de no tener la obligatoriedad de pagar, hace que la gente se anime más a ir, y al ir más libremente hace que se encuentre más agusto, cómodo y luego en definitiva la clases las disfrute uno más. La consecuencia de esto puede ser que la gente sea luego más generosa, aparte también hay que tener en cuenta que en una clase al aire libre la poderse juntar casi 100 personas por poco dinero que dé un participante la recaudación es mayor que cuando se realiza yoga en un local , generalmente más limitado por el espacio. Luego también hay que tener en cuenta que la persona que da la clase tiene que contribuir a crear ese buen clima que se respire y creo que también la gente valora que tanto el profesor esté realizando la clase porque realmente le gusta y no por sacar una compensación económica, y creo que este último punto a veces los alumnos lo notan.
Saludos a todos
¡Gracias por dejar tus impresiones Daniel! Está claro que el no estar obligados a pagar invita más a probar, lo que no estoy seguro es de que eso haga que se disfrute más la clase, al menos en mi experiencia cuando voy a otras clases. Se podría sacar mucha más tela para cortar del artículo y también de otro par de puntos que comentas, pero de momento lo vamos a dejar ahí 🙂 ¡Hasta pronto!
Hola Niki! No sé ni cómo ni d dónde me ha aparecido tu página.
Decirte que yo sigo dando clases sin cobrar nada pero porque recibo una pensión q m permite vivir dignamente.
Yo creo que la vida nos va llevando y van apareciendo desvios o no…pero al aprender a escuchar desde la calma surgen las respuestas…y las dudas…más veraces….
Ah Niki, he estado malita, he perdido peso…estoy muy floja y me gustaría ir a tus clases pero no se ni donde ni como. Por otro lado estoy economicamente mal pero… no quiero cobrar…pk ademas en principio no puedo.
Bueno espero verte pronto. Besos
¡Hola Macu! Del silencio surgen muchas respuestas, es verdad. Espero que te recuperes del todo pronto y que nos volvamos a ver sobre la esterilla. Cualquier cosa me puedes llamar o escribir. ¡Un abrazo!