¿Alumno o cliente?
Me resulta curioso tanto el lenguaje que se utiliza como las dinámicas que suceden en torno a las clases de yoga y meditación. Solemos hablar más de alumnos que de clientes, al igual que cada vez nos gusta hablar más de donación o aportación y menos de precio. Me gustaría compartiros algunas de mis reflexiones al respecto, y para ello os hablaré sobre el alumno perfecto y el cliente perfecto. Espero que también os invite a reflexionar a vosotros.
Según la RAE en dos de sus acepciones, una clase es una «lección que explica el profesor a sus alumnos» y «un grupo de alumnos que reciben enseñanza en un mismo aula».
Si voy al colegio, al instituto, a la universidad, o incluso a una academia de alemán, es normal decir que estudio matemáticas, biología, literatura, o que estoy aprendiendo alemán. Si vas a clases de yoga o de meditación, ¿alguna vez dices que estudias yoga o que estás aprendiendo a meditar?; ¿y la gente que conoces? Yo dudo de si lo he escuchado decir a alguien siquiera una vez.
Pensad por un momento que sois profesores y le queréis enseñar algo a alguien. Un alumno perfecto sería el que aprende todo lo que le queréis enseñar, ¿no es así? Incluso podemos ir más allá: un alumno perfecto aprendería lo que le enseñáis y lo usaría para aprender de otros profesores que saben más que vosotros, para descubrir o inventar cosas nuevas, superándoos así a vosotros, sus profesores.
Esto, que igual os puede sonar un poco peregrino, es lo que sucede de manera natural en nuestro sistema educativo. Para un profesor de primaria o de la ESO, que enseña las materias generales de historia, lengua y literatura, matemáticas, biología, inglés, etc., es normal que sus alumnos, cuando ya han aprendido lo que ellos les tenían que enseñar, pasen a otros profesores que les enseñarán cosas cada vez más complejas. Algunos de esos alumnos en el futuro serán diplomados o doctorados, y superarán ampliamente en conocimiento a sus antiguos profesores. Es algo normal.
Ahora pensad en vuestras clases de yoga y comparad con el párrafo anterior. ¿Creéis que vuestros profesores esperan que aprendáis todo lo que ellos os pueden enseñar? ¿Creéis que esperan que aprendáis lo que ellos saben, o enseñaros al menos hasta cierto punto, y que os vayáis después con otros profesores? ¿Sería algo natural? ¿Cómo les sentaría?
Cambiemos ahora el término alumno por el de cliente. Piensa en el cliente perfecto. Pero de verdad: antes de pasar al siguiente párrafo, párate un minuto o dos, deja de leer y piensa cómo sería o qué cualidades tendría el cliente perfecto si fueras un empresario.
Algunas de las cualidades que tendría mi cliente perfecto serían:
- Tener siempre alguna necesidad que yo le pueda satisfacer. Esto es, o bien satisfago una de sus necesidades y le hago tener otra nueva para que siga siendo mi cliente (y repito el ciclo continuamente), o le satisfago parcialmente su necesidad pero nunca completamente, de manera que siga siendo mi cliente porque le aporto valor, y no deje de serlo porque siempre me va a necesitar.
- Que no aprenda o que no aprenda demasiado. Mi cliente perfecto siempre va a necesitar mi conocimiento. Si aprende todo lo que yo sé, es probable que deje de ser mi cliente y que se vaya con otro profesor.
- Que nunca sea autónomo. Mi cliente perfecto debería ser siempre dependiente de mí, de manera que siempre necesitara mis servicios.
Si fuera empresario y se cumplieran los puntos anteriores, me ahorraría mucho trabajo. Si cada vez que adquiero un cliente, le hago dependiente de mí a largo plazo o de por vida, no necesito invertir en captar muchos clientes.
Podría hacer más larga la entrada y entrar en muchos más detalles y sutilezas, pero creo que es suficiente para invitaros a pensar y reflexionar, que es realmente mi objetivo. ¿Vas a clases de yoga o de meditación? ¿Aprendes yoga? ¿Aprendes a meditar? ¿Eres cada vez más autónomo? ¿Crees que es una intención manifiesta de tu profesor el enseñarte? Cuando acabas un curso, ¿tienen otro para venderte? ¿Te animan tus profesores a que vayas a aprender de otros que saben más que ellos o que enseñan cosas diferentes? ¿Crees que tu profesor te considera alumno o cliente? Y tú, ¿te consideras alumno o cliente? Recuerda que varias de estas preguntas no son dicotomías; la respuesta no es solo blanco o negro, y puede cambiar con el paso del tiempo.