El Noble Óctuple Sendero
Tras reconocer que existe una insatisfacción inherente en nuestras vidas (dukkha), y haber expuesto que dicha insatisfacción tiene un origen, un cese, y un camino que lleva a su cese definitivo (las Cuatro Nobles Verdades), hoy veremos en qué consiste la cuarta de esas verdades: el Noble Óctuple Sendero.
Como su propio nombre indica, está compuesto de ocho partes. Aunque la enumeración de sus componentes tenga un orden determinado, no significa que el sendero se recorra de forma lineal (uno detrás de otro). A pesar de que al inicio hay una puesta en práctica ciertamente secuencial, todas sus partes se van desarrollando simultáneamente en mayor o menor medida, ya que cada una de ellas influye en el desarrollo de las demás. El Noble Óctuple Sendero se compone de:
- Recta visión (sammādiṭṭhi)
- Recto pensamiento (sammāsaṅkappo)
- Recta palabra (sammāvācā)
- Recta acción (sammākammanto)
- Recto medios de vida (sammāājīvo)
- Recto esfuerzo (sammāvāyāmo)
- Recta atención (sammāsati)
- Recta concentración (sammāsamādhi)
La palabra sammā tiene varios significados. En este contexto en concreto se traduce también como correcto o apropiado. Correcto no en el sentido de que esté bien o mal, sino de si conduce al final del sufrimiento o no. He continuado usando el adjetivo «recto» para mantener la congruencia con la entrada anterior.
Veamos la definición que da el Buda de cada uno de los componentes del Noble Óctuple Sendero:
Recta Visión
«¿Cuál es, monjes, la recta visión? Pues, monjes conocer el sufrimiento, conocer el origen del sufrimiento, conocer el final del sufrimiento, y conocer el camino que conduce al final del sufrimiento. A esto se le llama, monjes, recta visión.»¹
Aunque, como he comentado antes, el sendero no es lineal, la recta visión se considera su punto inicial y final. Necesitamos el punto de vista o perspectiva correctos para motivarnos y decidir comenzar a practicar el sendero. Al principio, una comprensión conceptual o intuitiva es lo que nos lleva a la práctica, y el resultado final de completar el sendero es una visión y un conocimiento experienciales, lo que resulta en la sabiduría que libera.
Recto Pensamiento
«¿Cuál es, monjes, el recto pensamiento? Pues, monjes, el pensamiento de renunciar, el pensamiento de no hacer daño, el pensamiento de no ser violento. A esto se le llama, monjes, recto pensamiento.»
También traducido como “recta intención”, el recto pensamiento informa nuestras acciones. Entendiendo que gran parte de nuestro sufrimiento proviene del deseo con apego, la mente comienza a inclinarse hacia la renuncia de ese deseo y de los objetos a los que nos ata. Comprender que los demás seres están en la misma situación que nosotros y desean lo mismo, nos hace abandonar la mala voluntad hacia otros.
Recta palabra
«¿Cuál es, monjes, la recta palabra? Pues, monjes, abstenerse de mentir, abstenerse de hablar maliciosamente, abstenerse de hablar groseramente, abstenerse de hablar frívolamente. A esto se le llama, monjes, recta palabra.»
Otras traducciones suelen coincidir en abstenerse de mentir, y definen las posteriores como abstenerse de hablar que cause cisma, abstenerse de hablar que sea demasiado duro, y abstenerse de hablar banalmente o de cotillear.
Recta acción
«¿Cuál es, monjes, la recta acción? Pues, monjes, abstenerse de matar seres vivos, abstenerse de tomar lo que no es dado, abstenerse de conducta sexual inapropiada. A esto se le llama, monjes, recta acción.»
El primer punto de los tres suele traducirse también como “no tomar vida” referido a seres sintientes, que serían aquellos que tiene una mente o consciencia, quedando las plantas excluidas de este grupo.
En cuanto al tercer aspecto de la recta acción, creo que merece una explicación un poco más detallada. Si no me equivoco, el original en pali sería abrahmacariyā veramanī, que se traduce por “abstenerse de no ser célibe” (es decir, serlo). Sin embargo, tanto en la fuente citada como en otros lugares utilizan la expresión “abstenerse de conducta sexual inapropiada” (kāmesu micchācāra veramanī), que coincide con uno de los cinco preceptos que toman los budistas laicos. En este segundo caso, para un hombre, una pareja sexual inapropiada sería una mujer que es considerada pareja de otra persona, una mujer bajo la protección de un guardián o tutor (por ejemplo, alguien menor de edad bajo la protección de sus padres), o una mujer prohibida por convención (familiar directa, monjas u otras mujeres bajo voto de celibato, o aquellas prohibidas por alguna ley). Para una mujer, no sería un apropiado tener relaciones con cualquier hombre que no fuera su pareja, ni con un familiar cercano o alguien bajo voto de castidad. Aparte de esto, cualquier relación forzada, violenta o bajo coerción, sería también considerada inapropiada.
Rectos medios de vida
«¿Cuáles son, monjes, los recto medios de vida? He aquí, monjes, que un Noble discípulo renuncia a un medio de vida ilícito y se gana la vida por medios lícitos. A esto se le llama, monjes, rectos medios de vida.»
En otros pasajes, el Buda enumera con más detalle lo que considera medios de vida ilícitos. Los cinco principales: traficar con armas, con seres vivos (lo que incluye la trata de personas, la prostitución y tratar con animales para sacrificio), la producción de carne, de venenos y de intoxicantes (alcohol y otras drogas). En general, podría considerarse ilícito cualquier medio de vida que va en contra del Noble Octuple Sendero. Por ejemplo, una actividad en la que haya que mentir, robar, o hacer daño a los demás.
Recto esfuerzo
«¿Cuál es, monjes, el recto esfuerzo? He aquí, monjes, que un monje procura impedir que surjan estados mentales malignos y perjudiciales que no han surgido todavía, se esfuerza, genera energía, agudiza la mente y persevera. He aquí monjes, que un monje procura fomentar la renuncia a los estados mentales malignos y perjudiciales que ya han surgido… y persevera. He aquí, monjes, que un monje procura que surjan estados mentales beneficiosos que no han surgido todavía… y persevera. He aquí, monjes, que un monje procura mantener, conservar, clarificar, fomentar, desarrollar plenamente, cultivar y llevar a su perfección los estados mentales beneficiosos que ya han surgido. A esto se le llama, monjes, reto esfuerzo.»
Recta atención
«¿Cuál es, monjes, la recta atención? He aquí monjes que un monje vive contemplando el cuerpo en el cuerpo, fervoroso, lúcido y atento, eliminando la codicia y la frustración por lo mundano. He aquí, monjes, que un monje vive contemplando las sensaciones en las sensaciones, fervoroso, lúcido y atento, eliminando la codicia y la frustración por lo mundano. He aquí, monjes, que un monje vive contemplando la mente en la mente, fervoroso, lúcido y atento, eliminando la codicia y la frustración por lo mundano. He aquí monjes, que un monje vive contemplando los dhammas en los dhammas, fervoroso, lúcido y atento, eliminando la codicia y la frustración por lo mundano. A esto se le llama, monjes, recta atención.»
La palabra aquí traducida como atención es sati. Es probable que a muchos sati no os diga nada, pero si os cuento que a finales del siglo XIX, Thomas Williams Rhys Davis eligió la palabra mindfulness para traducir el término sati al inglés, seguro que ya os resulta más familiar. Los terminos atención, sati y mindfulness merecen sus propias entradas futuras.
Recta concentración
«¿Cuál es monjes, la recta concentración? He aquí, monjes, que un monje, retirado del deseo sensual, retirado de estados mentales perjudiciales, alcanza el primer jhāna, en el que hay gozo y felicidad nacidos del retiro y va acompañado de ideación y reflexión, y mora en él. Luego, al cesar la ideación y la reflexión, el monje alcanza el segundo jhāna, en el que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración; está libre de ideación y reflexión, y va acompañado de unificación de la mente y serenidad interior, y mora en él. Luego, al desvanecerse el gozo, el monje permanece ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman “Vivir feliz, atento y ecuánime”, con lo que alcanza el tercer jhāna y mora en él. Luego al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la frustración, el monje alcanza el cuarto jhāna, sin dolor ni placer, completamente purificado por la atención y la ecuanimidad, y mora en él. A esto se le llama, monjes, recta concentración.»
El término samādhi, traducido aquí como concentración, es usado también en otras tradiciones anteriores al budismo. Tanto el concepto de concentración como el de jhāna merecen también un comentario más exhaustivo en futuras entradas.
Hay que tener en cuenta que este discurso estaba dirigido a monjes discípulos del Buda, familiarizados con lo aquí expuesto y que posiblemente no necesitaran más explicación, pero puede que nosotros sí que la necesitemos.
Después de todo esto, te invito a hacerte las siguientes preguntas: ¿cuánto de lo explicado he entendido?, ¿creo que es cierto?, ¿merece la pena cultivar el Noble Óctuple Sendero? En la siguiente entrada os traeré una historia del Buda al respecto.
¹: Esta y todas las citas siguientes han sido extraídas de Bikkhu Boddhi, En palabras del Buddha. Ed. Kairós.