A medida que mi oración se hacía más atenta e introspectiva,
iba teniendo cada vez menos que decir.
Finalmente, me quedé completamente en silencio.
Comencé a escuchar,
que es incluso más opuesto a hablar.
Primero pensaba que rezar implicaba hablar.
Entonces aprendí que rezar es escuchar,
no simplemente estar callado.
Así es como funciona.
Rezar no significa escucharse a uno mismo hablando;
rezar significa estar en silencio,
y permanecer en silencio,
y esperar hasta que se escucha a Dios.
Søren Kierkegaard
Deja tu comentario