Práctica de yoga en invierno
Según el ayurveda, en invierno los elementos tierra y agua (kapha dosha) son los dominantes. Es la época de construir, ya que el poder de digestión es alto y esto nos proporciona fuerza física.
Alimentación
Según esta teoría, en esta época del año la comida que ingerimos debería ser más abundante, pesada y densa en nutrientes que en otras estaciones. Tomar bebidas frías, las dietas a base de alimentos crudos, los detox a base de zumos o el ayuno no son, generalmente, recomendables en invierno.
El invierno es también el momento de realizar esfuerzo físico, de hacer ejercicio. La práctica de asanas puede ser demandante, pero siempre acorde a nuestra capacidad (si sudáis profusamente y no podéis mantener una respiración rítmica y relativamente larga, habéis superado vuestra capacidad).
Asanas
Es recomendable realizar asanas que tonifiquen los riñones: surya namaskar (saludo al sol), supta vajrasana (héroe reclinado o postura del rayo dormido), shashakasana (postura de la luna o postura de la liebre), marjariasana (gato), shashank bhujangasana (postura de la cobra atacando), vyaghrasana (postura del tigre), trikonasana (triángulo), matsyasana (pez), todas las extensiones de columna en general, paschimottanasana (pinza sentada), ardha matsyendrasana (media torsión de columna), halasana (arado), gomuktasana (cara de vaca) y ushtrasana (camello).
Pranayama
Desarrollar el sistema digestivo, que en esta estación se encuentra en su punto álgido. Cuanto mejor hagamos esto, mejor estará nuestro sistema inmunológico y mejor también será nuestra salud el resto del año: practicar bhastrika, agnisara kriya, uddiyana bandha y nauli.
Mudra
Maha Mudra
Recordad que esto son simplemente recomendaciones generales para la práctica de yoga en invierno. Sí, nuestra práctica se ve afectada por las estaciones y debemos tenerlas en cuenta para adaptarla, pero es simplemente uno de los factores a considerar. También debemos sopesar la situación particular en que nos encontramos en cada momento, el lugar en el que vivimos, nuestra forma física, si tenemos alguna lesión o problema de salud, dónde nos encontramos en nuestro camino espiritual, etc.
Además de aprender la teoría, siempre es recomendable escuchar a nuestro cuerpo y nuestro entorno momento a momento, de manera que la teoría y la puesta en práctica sean congruentes, resultando en armonía y un mayor beneficio.